Aún no clareaba del todo, cuando esa mañana salió de casa en el comienzo de una complicada
jornada. Sus veloces pasos "cual si persiguiera herencia", según el
veredicto de un ex novio acostumbrado al paso de tortuga, resonaban en
la silenciosa calle revestida de antiguas, brillantes y resbaladizas
baldosas. Vaya día que le esperaba. A las ocho de la mañana había
concluido la primera gestión y de ahí hasta las tres de la tarde en que
libró la penúltima, todo fueron trámites indispensables para poder
cumplir con sus obligaciones fiscales. Todo marchaba en tiempo y forma, a
tal punto que a las tres de la tarde se halló con una hora libre antes
de la última gestión, programada para las 16:15 hrs. en la oficina de
recaudaciones (última gestión, no última cita… esa era con Malik a las
17:45 hrs.). Le sobraba tiempo y le faltaba cafeína; tras disfrutar un
cortado doble, casi sin respirar apuró un litro de agua. Todavía se
entretuvo hojeando el periódico, hasta que las manecillas del reloj
marcaron quince minutos antes de las cuatro de la tarde y ella salió de
la Cafetería. El sol caía candente, pero ella no parecía sentirlo a
juzgar por la velocidad con la que recorrió las varias calles que la
separaban del inmueble al que se dirigía y a donde llegó veinticinco
minutos antes de la hora señalada. Aspiró hondamente, como si llenara
sus pulmones de paciencia infinita, disponiéndose a esperar el retorno
del personal encargado de atender al público; los minutos transcurrían
con lentitud pasmosa hasta que por fin la hora en que la oficina reabría
sus puertas llegó y poco después, su turno de atención. Uno a uno, fue
sacando los documentos solicitados por la funcionaria frente a ella y
cuando ya no quedaba nada por entregarle (su vida parecía resumida en
ese montón de documentos, que, se suponía, constataban su
responsabilidad ciudadana), la susodicha apartó la vista de los papeles y
sin más disparó fría e impasible: "su trámite no puede concluirse,
pues sus datos personales no concuerdan con los que guarda el Sistema.
Sucede que cuando la dimos de alta por primera vez, registramos su
nombre completo y no abreviado como aparece en su acta de nacimiento; es
nuestro error pero no podemos alterar la base de datos del Sistema
así como así; es usted quien debe hacer las modificaciones necesarias y
luego, previa solicitud de una nueva cita, regresar aquí para iniciar
una nueva ruta procedimental… y por el pago de sus impuestos no se
preocupe, nosotros nos encargamos de que el conteo no se pierda…" Al
escucharla, incapaz de hacer o decir nada, ella esbozó una tímida
sonrisa; consciente de que el mango de la sartén no estaba en su mano,
recogió el altero de papeles que minutos antes había desplegado sobre el
escritorio y salió de ahí, frustrada y decidida a cancelar su cita con
Malik… antes de que otra cosa le sucediera.
Cansada, harta y
sin deseos de volver a casa; necesitaba un escape y optó por caminar… como
si de perseguir una herencia se tratara; caminó sin parar ni pensar
y cuando se dio cuenta, estaba frente a la Cineteca donde ese día se
estrenaba la película por la que había aguardado más de un año (la
primavera visión, gracias a una amiga que la bajó de Internet, sólo
había acrecentado su deseo de verla en pantalla grande), pero que
minutos atrás, en medio de la frustración, había decidido ya no ver. Y
sin embargo, contrario a sus planes de último minuto, sus presurosos y
furiosos pasos la habían conducido hasta ahí. Faltaban cinco minutos
para iniciar la función y ella temía que el cansancio y el hambre –no
había ni desayunado- hicieran mella impidiéndole aguantar sus dos horas y
media de duración… pero a riesgo de que el sueño le ganara… entró.
Apenas había tomado asiento, las luces se apagaron y sin anuncios ni
créditos de por medio, Malik apareció en la pantalla dando inicio a su
frenético viaje al fondo de los infiernos carcelarios y humanos. Y ese
magrebí huérfano de padre y madre, nieto del colonialismo francés, sin
nada que perder, cuya cristalina mirada contrariaba al delito que le
tenía en prisión, se adueñó de la pantalla y de ella, de la atención de
sus cinco sentidos ajenos al hambre y rabia contenidas. Un goce, algo
angustioso, ver a este adolescente-hombre aprender y crecer de la peor
forma… y sobrevivir a ello. Los 150 minutos más breves de su experiencia
cinéfila. Sin saber si sentir coraje o solidaridad por la suerte de
Malik -de todos los Maliks del mundo-, salió del cine todavía con la
emoción a cuestas, dudosa de que en verdad hubiesen transcurrido 150
minutos. La oscuridad nocturna, acentuada por la inesperada lluvia, y
las manecillas del reloj, alejaron sus dudas: eran las 20:20 hrs. y ella
no había comido ni desayunado. Era hora de volver a casa; hacía frío y
tenía hambre, mucha hambre. Durante un breve tiempo, Malik había
conseguido que olvidara su frustrante experiencia en la oficina
hacendaria, para la cual, ella, tal como el joven magrebí para las
autoridades carcelarias, era únicamente un número de registro, un nombre
mal escrito, una personalidad jurídica equívoca. Sólo una más que sin
necesidad de los muros de una prisión, viviría el resto de su vida como
presa fácil de los recaudadores de impuestos, pagando una cuota, un
derecho de piso por vivir en el país que la vio nacer, al igual que
Malik tendría que pagar su derecho a vivir en el país que años atrás
colonizó la tierra de sus ancestros…
******
Post
Scriptum. Malik, cuya imagen
ilustra este post, es el personaje ¿ficticio?, protagonista del film Un
Prophète y por si fuera de su interés, dejo la liga a un par de reseñas recientemente publicadas en la prensa mexicana:
Breve comentario sobre el film. Para quien esto escribe, Un Prophète es un film
duro y sin concesiones, hilvanado con la dosis de violencia y
crudeza necesarias, nunca gratuitas. Un trabajo de orfebre, a juzgar por
la armonía con que embonan sus componentes: guión, puesta en escena,
dirección, fotografía, banda sonora y un equipo actoral sin fisuras en
el que se destaca el novato Tahar Rahim, mostrando un talento inusitado y
en perfecta sintonía con la fuerza interpretativa del
experimentado Niels Arestrup (excelente como el temible Cesar Luciani).
Película que por el preciso equilibrio entre forma y fondo, el carácter
amoral de su protagonista y la ausencia de moralina edificante,
Hollywood, but of course, jamás iba a premiar...
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11 comentarios:
Cualquier parecido entre este relato de la mujer deambulando de oficina en oficina en busca de su identidad hacendaría perdida... y la realidad mexicana... no es mera coincidencia.
yo=diria=luego=de=ver=la=peli=que=la=
unica=manera=de=chingarse=a=los=chingones=
es=ser=mas=chingon=malik=se=convirtio=en=
eso
Chilly
Creo que más que fregarse a los fregones, se trata de ganarte el respeto, a punta de fregadazos, de los que te han fregado desde siempre. Hay una escena que condensa muy bien esto: cuando César y Malik están en el patio y de pronto empiezan a llegar un montón de árabes, César se voltea y con toda la arrogancia y desprecio de que es capaz su corsa alma, le dice a Malik:
“Míralos, estos árabes cada día son más; si en lugar de usar tanto su miembro masculino, utilizaran más la cabeza, ya serían los amos, pero no y por eso seguirán fregados”
Malik no dice ni pío, sólo escucha, pero tiempo después le demostraría que él si utilizaba la cabeza.
Y bueno, sobra decir que Tahar Rahim (Malik) se ganó mi corazón (su actuación es estupenda, sutil y magnética... como de gente grande y experimentada)
Besos magrebíes
Marichuy, buena manera de olvidar esa tramitologia hacendaria que me es tan conocida. y me parece que ahora se explica el porque de tan veloces pasos. jaja
Anónimo
Epa, pero que quede claro que el andar veloz... no busca evadir obligaciones fiscales... creo. Jajá.
Gracias, me encantó. Pero ya no podré ver la película: hago grandes expectativas y me decepciono muy fácil.
Anónimo
Eso suele pasarme muy a menudo y con "Un Prophète" tuve ese temor. Afortunadamente, la segunda visión del film (la primera fue en una versión de Internet que Aurore mi hizo favor de bajar y regalarme), fue aún mejor que la primera. Mi prueba era su larga duración, el fatal día vivido, mi cansancio y la mucha hambre que cargaba y contra todo pronóstico… ni sentí sus 150 minutos de duración y literalmente me mantuvo en la orilla de la butaca. Claro que cada quien reacciona diferente. Y además, a mí me gusta el cine de Jacques Audiard, la forma en que delinea personajes amorales, seres marginales que deben reconstruirse a sí mismos, pero muy lejos de las fórmulas edificantes y grandilocuentes acostumbradas por Hollywood (ejemplos de esto son dos de sus filmes anteriores: “Lee mis labios” y “De latir mi corazón se detuvo”).
Saludos y gracias por tu comentario.
Sin dura, reconsidero... Siempre me seduces.
Anónimo
Nooo. No quiero que lo tomes como una recomendación, que luego no aceptaré reclamaciones cuando termines odiando el filme (y hasta a mí), jajá.
Mari:
Pues ayer, justo ayer la vi, es una película sobrecogedora. Es increíble la forma en cómo me conmocione con Malik el Djebena, pues es un personaje dentro de todo: tierno, concreto y luchador. Amé la escena en que saca la lengua en el registro aeroportuario, pues denota una inocencia ante eventos desconocidos pero con una falsa seguridad. Cuantas veces no hemos hecho lo mismo, actuamos de manera negligente ante lo desconocido. Es evidente que le película tiene un muy elaborado libreto, pues toca acción tiene una encomendada reacción.
Cruda, pero encantadora. Por eso es tu peli favorita, porque te veo dando vueltas en tu escritorio visualizando como un profeta, tu próxima evolución mesuradamente calculada!
Te quiero, así Malik se atraviese en tu querer.
Querido Potter
Temía que no te gustara nada. Desde mi punto de vista, Malik es un personaje sumamente interesante. Como dice uno de los dos escritores cuyas reseñas linkee en este post: Es un ser en estado puero, en quien puede escribirse como, en un papel en blanco, su historia a partir de cero.
Esa escena del Aeropuerto me sacó una sonrisa y una donde me enterneció fue en aquella cuando va a Marsella y se quita los zapatos para meterse al mar, el cual parece estar recién descubriendo: qué mirada más limpia y enternecedora. Y sin embargo, ya denotaba una fortaleza. Parte de lo que mencionas sobre el guión, se nota en esa evolución de Malik: de manera paulatina pero constante, el chico va creciendo en todos los aspectos.
En la segunda visión, ya en cine, quedé aún más impactada. Y el público de la Cineteca Nacional ni se movió de su asiento pese a las 2:30 hrs. de duración.
Me da gusto que haya sido de tu agrado
Te mando un besote
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