octubre 28, 2009

Los matados y moridos





“Yo creo que el señor ya se murió. Tiene mucho que no lo veo”
“Ay, viejo. Ahora sí ya estás viejo. El señor tiene 15 años difunto”


Oído al pasar entre mis padres.

Ciclos infinitos. Termina uno, inicia otro.
Y no es que haya denigrado a lo Coelho, es que he terminado el café chiapaneco e inicio con el poblano.

Mañana aprenderé a hacer pan de moridos. Ehm. Nop, pan para los fieles difuntos (mi bisabuela solía decir que muertito ya no andabas de galloloco). Bueno, el trigo se podría considerar que está muerto ¿no?

Lo único que me salva del contacto con la gente –que me aterra- será visitar el exconvento de San Juan Bautista en Yecapixtla, durante el Tianguis grande (cuenta la leyenda que se inició como comercio de esclavos en el siglo XVI…la verdad no veo grandes diferencias en el XXI).

En el zócalo de la H.H. Cuautla, los niños strawberry wannabe de la Universidad privada del Estado de Morelos colocaron sus recreaciones Rosita fresita de la muerte.

Empero, aun dentro del capitalismo salvaje, dos de ellas destacaron: la made as in Guanajuato, celebrando a la grandísima décima musa, el Fénix de México, y la Oaxaqueña, con sus carrizos y ollas verdes de Atzompa.

Como era de esperarse de un juroide, no ganaron (Es como esperar que el Óscar se otorgue a películas decentes…ilusa yo).

Colocar la ofrenda, armar el altar para el día de muertos es mucho más que la tradición inculcada por la bisabuela. Es recrear el macro en el micro. Recordar las enseñanzas del ánima sola. Re-crear el café de olla, los puntitos luminosos que unían la casa de las abuelas y la de los padres. Observar las múltiples polillas que acuden a ese llamado silencioso. Los vestidos, la serenidad que emanaba de nuestra matriarca. Aún durante el primer año de la residencia médica –la particular temporada en el infierno- pude tener libres esos días sacros.

Papá no entendía que me escabullera tras su cuerpo ante los grupos de niños.
- ¿Te dan miedo las máscaras y los disfraces? - Me dan más miedo sin ellos, papá.

La bisabuela entendía como nadie esa fobia ante las personas, ante las multitudes. Sabía que organizar los elementos de la ofrenda era crear un jardín zen en esta mente.

Así será siempre.
- Hoy son los matados, hija - ¿Tenemos matados? - Siempre hay, en todos lados. Si tenemos, bien. Si no, alguien más tendrá. Siempre hay por quién pedir, más si no es nuestro.

11 comentarios:

Mafalda dijo...

...

Me burlo de ti, ¡sí! de ti, la de las cuencas profundas.
Hago fiesta a tus costillas, pico papel y doy forma a tu figura.
Llamo a mis cómplices y, juntos, bailamos las notas funebres...¡muerte, muerte, muerte!

Saludetes con sabor a café de olla.

Mafalda

Menospausas dijo...

Aurore, gracias por citar algo bueno de Guanajuato, bueno te cuento un poco, los altares de muerto me gustan mucho, en verdad esta tradición de las culturas antes de la conquista y que aun perduran me gustan mucho…odio por supuesto el Halloween y todo lo que tenga sello made in USA en esta temporada.

En mi pueblo los estudiantes de artes plásticas de la Universidad de Guanajuato, inundan las calles con algún motivo alusivo a la muerte, el día dos se colocan y duran un par de días, la mejor que yo recuerdo era una gran calavera hecha con papel duro que habían colocado en la entrada de uno de los túneles de la calle subterránea, impresionante. Después esa misma calavera adorna año con año las escalinatas del edificio central de la Universidad, en la cual colocan veladoras y flores de cempazuchitl, es hermoso pasar por la noche el día dos y ver las escalinatas alumbradas por las veladoras, no recuerdo que otro adorno le ponen, en los museos del pueblo hacen altares de muerto, por supuesto en el Diego Rivera siempre ponen altar dedicado a él.

Recuerdo de niña nuestro paseo unos días antes del dos de noviembre para comprar alfeñiques, hermosos dulces de azúcar, creo que nunca los probé por prescripción médica, ja, ja…tu sabes mi padre, bueno nos dejaban comprar algunos, pero lo que más me gusta hoy en día es ir comprar algunas cajitas con motivos del día de muerto…cantinas, novias, quermese o calaveras en cualquier posición….

Una de mis hermanas siempre pone su altar de muertos, yo no lo hago ya que Herr BB no acaba de entender muy bien esta tradición, se le hace un poco cruel, por más que se lo explicó, en mi trabajo cada año desde que murió un compañero (Ya van dos) ponemos altar de muertos, este año por respeto a una compañera que acaba de perder a su padre, les he pedido no hacerlo, creo que si se vería muy cruel, pero los demás han puesto cara de ¿Estas loca? ¿Y nuestros muertos? Total por un año esto segura que no pasara nada…solo seré la amarguetas que no quiere altar de muerto para no recordar al papá de una compañera que acaba de ver a su padre en una caja de muertos….¿Sueno muy retrograda?

Excelente post Aurore, muchas felicidades.

Un abrazo

Menospausas

marichuy dijo...

Querida

Si no te lo había dicho, lo hago ahora: La conmemoración, el ritual del día de muertos, me parece tan nuestra y es, de lejos, mi festividad mexicana favorita en todo el año.

Amo los Altares de Muertos, las Ofrendas; me recuerdan mi época más feliz: cuando en mi infancia, ayudaba a mi abuela a ponerlos.

(te mandé un artículo sobre la Mega Ofrenda aquí en la UNAM)

En estas festividades, es cuando me sale la pequeña hitlersita que llevo dentro: me purga la invasión del Halloween

Besos mortuorios

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida Aurore:

Al igual que a Marichuy (creo que ya lo comentamos ella y yo el año pasado), me encanta el Día de muertos y es mi festvididad preferida (o quizá la única que me gusta, ja, ja).

Y en tu post descubro que tenemos todavía algo más en común: tengo una fobia enfermiza a las multitudes. Dice mi madre que desde que era bebé me ponía mal...

Un abrazo demofóbico

Anónimo dijo...

Hola Aurore!
tristemente siento que el día de muertos se vive con más tradición y arraigo en los estados del sur del país que para el norte...
vamos! sé que lo importante es visitar a nuestros seres queridos que se nos adelantaron, pero leo tu post y el simple hecho que menciones que mañana elaboraras pan de muerto... humm! que rico! por aca tu servidora lo compra hecho en las tdas de auto servicio...
no hay nada mejor que revivir lo tradicional... que envidia
abrazos y que quede sabroso
=D

Aurore Dupin dijo...

Mafalda:

Con el perdón no pedido de mi adorada Marichuy, pero va la parte Madame Amarguetta; detesto el barullo con todo el Ánimus y la Ánima. Esta festividad me gusta por lo mágico-místico-motafísico.

Odio, odio, a aquéllos que fluyen como ríos de estulticia en sus gritos de ebrios y aborrescentes atiborrados de hormonas durante las ceremonias purépechas (nunca he asistido por el horror ante las multitudes, por una parte, y por el hecho de estar en casa durante esos días, pero me ha bastado escuchar sus alaridos en los documentales para desear matar por telequinesis).

El ánimo festivo me parece excusable ante el ingenio (las calaveras, por ejemplo). Pero nada más.

Sí, estoy re-amargada.

Nomás por ser usted, y por los besos con sabor a café de olla, le perdono los brincos (je).

Aurore Dupin dijo...

Ah...falta todavía con usted, querida dama.

Lo anterior fue pura catarsis, sé que usted celebra los misterios del corazón -físico y metafísico- a su elevada manera.

Besos con hartos potenciales de acción.

Aurore Dupin dijo...

Querida en el corazón, cerebro e hígado (Menospausas):

Ya semos dos que nos da en la bilis el Jalogüin.

Hay que ver lo que hacen los gringos con el Samhain. Le despojan la espiritualidad y se quedan con el puro cuerpo...está bien que uno viva y experimente carnalmente...pero el mundo físico cansa (y ni hablar del plástico estridente visualmente made in Asia que es una mentada de madre para el buen gusto).

Ah, qué diera por esa vista de las escalinatas de la Sacra Universidad...luz en la obscuridad (deseo la alegoría de despejar la tiniebla PANista que oprime el estado).

Yep. Orgullo nacido. Aquí en Morelos son al jefe de jefes: Zapata ¡Hínquense, perros!

Mmm...en casa no devoramos alfeñiques por tanta melaza que nos corre en las venas de forma natural. Por cierto, en el Museo de Culturas populares en Coyoacán justo están -de forma simultánea- exposiciones sobre el día de muertos y sobre la caña de azúcar. Gocé el domingo pasado (en el sentido de goce según Braunstein "ya sea un exceso intolerable del placer o una manifestación del cuerpo cercana al dolor y al sufrimiento”).

Y allí, en esas vitrinas dedicadas a la fructosa, observé obras maestras del arte popular en alfeñique. Demasiado dulces para ser cierto.

La recreación del zompantli con calaveras de azúcar fue un gozo poderoso, sí.

Entiendo que Herr B no entienda esta tradición: desde un punto de vista racional y europeo, debe ser raro, porque es ajeno. Cuando mamá participó en los intercambios académicos con una escuela primaria en Phoenix, surgió amistad con un matrimonio formado por una mujer con raíces jalisquillas, y un descendiente de los primeros colonos ingleses; la profesora tenía los genes con maíz, pero culturalmente era estadounidense. Cuando visitaron la casa (de ustedes) recuerdo bien la mirada entre estupefacción, terror y una recóndita -mínima- fascinación ante esta celebración. Supongo que los cráneos de barro de Tlayacapan, el matrimonio de catrines de Capula, la catrina de papel, el vendedor de cartonería, el olor enervante del copal -elementos siempre presentes en la ofrenda personal desde su adquisición- contribuyeron a su modo en esta reacción.

Con respecto a la compañera laboral, aquí está el quid: la percepción de la muerte en cada probeta neuronal individual, como en el juego de química de Mi Alegría. De acuerdo a los trastos que cada uno carga, como expresare la adorada bisabuela, es como friega la tina; para mí, fue algo catártico organizar y rememorar la ofrenda apenas tres semanas después de que falleció (un 10 de octubre, hace ya 10 años). No lo sé de cierto, pero supongo que recordar cuentas pendientes con alguien debe ser horroroso.

Besos bien largos.

Aurore Dupin dijo...

Queridísima del alma:

No me lo habías dicho, pero lo sabía.

Síp, es un recuerdo mutuo.

¡Campos de [gringos wannabe]!

Ay, perdón, se me sale lo fascista oximórico.

Besos vitales.

Aurore Dupin dijo...

Querida Strika:

No esperaba menos de vos; son muchos los llamados y pocos los elegidos...ah, perdón, eso no iba :p

Es nuestro temperamento...así semos. El carácter quizá lo podríamos "mejorar" -en términos de lo socialmente aceptable- pero los olmos no dan peras :O -qué profunda estoy. Me doy miedo-.

¡Demofobia, demofobia!

El internet es un sueño aúreo para los misántropos selectivos...

:)

Aurore Dupin dijo...

Ana:

Es que la invasión transgénica gringa los ha mutado...Cindy la regia me parece lo más terrorífico que he visto (especialmente porque muchas Cindy no ven la realidad satirizada por el buen Cucamonga, los comentarios son la casa del horror) ¡Noooo, toritooooo! Ehm, ni al caso.

Hoy fue el epítome de una muerte social anunciada: me dio una crisis de pánico con ocho personas :p

Pero pude hacer pan. Y no es por nada, pero quedó bastante bien (me duelen todos los músculos flexores del antebrazo, ahora conozco la pragmaticidad de la joda de -literalmente- ganarse el pan con el sudor de la frente).

Abrazos con ralladura de naranja y ajonjolí.