septiembre 23, 2009

Anagnórisis


Has visto,

verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

J. Cortázar. Para leer en forma interrogativa.

En una noche de tertulia (casi a lo Pedro Infante)… que transcurrió en la sala-cocina-comedor-terraza-desván de las queridas tres, del teclado brotó un incipit emocional: “Las personas son como los libros…seducen por la apariencia, el olor, el tacto…pero uno decide si pertenecen a la biblioteca privada por el contenido”.

Ciertamente, los sentidos no son más que receptores del quimérico mundo externo: el Hefesto que forja la realidad sui generis -literalmente personalizada-, no tiene aspecto agraciado: semeja un Jovis glans al estilo tártaro; y es un Magritte biológico.

La intersubjetividad. Esa interrogante del neocórtex que determina que identifique al otro (hombre, mujer -o quimera/demonio si así lo prefiere-) como semejante – y no como mero ente animado con nula presencia en lo abstracto- está sustentada en forma primigenia por las protoneuronas de Schultz: en el limbo del sistema límbico* el aroma desencadena esa complejo mecanismo del “eres como yo”.

*La mayoría de las regiones cerebrales sexualmente dimórficas pertenecen a este complejo: el hipotálamo alberga la mayor concentración de receptores de hormonas sexuales, por lo que acabamos en el tálamo –aunque no necesariamente con vínculo matrimonial-. Somos un juguete de ese tirano: domina sobre el hambre, la sed, el sueño, la temperatura corporal –en todos los sentidos- (los núcleos de la región preóptica medial del hipotálamo anterior codifican información acerca de sus gustos por la sandía, el melón…o el cóctel).

Si bien este es un proceso común a todos los mortales, existen ciertos individuos cuyo aroma perturba a las ovejas in albis, a los mastines guardianes, a los pastores…y a las ovejas Opus nigrum: los bibliófilos.

Plasmado en novelas como Fahrenheit 451 -tanto en la tinta de Bradbury como en el celuloide de Truffaut- el miedo a lo diferente llega a su apoteosis: una inquisición “moderna” (en cuanto al mero espacio-temporal, porque los sustentos permanecen impasibles). Personas libro.

Tal vez por esta razón - ser una especie en amenaza constante y con cierta negativa a la reproducción a través de la mera replicación celular- desarrollo un apego irracional, -rayando en lo patológico- hacia éstos.

La alegoría de Juan José Millas plasmada en la cápsula de Los imaginantes (infinitas gracias, Malbicho) acerca de Las figuras del destino en la Edad Media puede ser tangible con mujeres concretas: seres excepcionales que se deslizarán por nuestros dermatoglifos de forma tan efímera que nos parecerá una ilusión de chistera (nos conducen a un estado alterado de conciencia, independientemente de ser Victoria Cirlot).

Han existido encuentros que quedaron en agua de borrajas, no lo niego; pero el éxtasis ante ciertas féminas y su estela aromática de absenta es soberbio.

El querido encuadernador de libros antropodérmicos no es tan metafórico como parece… aun cuando el fetichismo hardcore es un extremo que no comparto: El atavismo mental debe refinarse ¿Paradoja de las filias? ¿Sublimación? ¿Las mujeres son cuadros de Jackson Pollock ó rectángulos áureos de Botticelli? ¿Maga ó Hanna Arendt? ¿Lou Andreas-Salomé ó Madame Bovary? ¿Santa Águeda ó Hroswitha de Gandersheim?

“El lema de todo verdadero lector es De gustibus non est disputandum (…) Al fin y al cabo, ¿qué son las bibliotecas sino archivos de nuestros gustos, museos de nuestros caprichos, catálogos de nuestros placeres?

Alberto Manguel. Historia de la lectura.

Non est in toto sanctior orbe mons…que el de Venus: un santuario tan impresionante como el que se erige en La Verna (sólo accesibles tras realizar la Subida del Monte Carmelo al más puro estilo de San Juan de la Cruz) -y Primero Sueño de Sor Juana Inés ídem-: el éxtasis místico-amoroso/sináptico –sacro y profano comparten el tren en el recorrido de las circunvoluciones cerebrales- el compartir vagón o realizar la arquetípica asignación de primera, segunda y tercera clase es una esfinge Per se.

Cuán complejo es servir a tres amos: cuerpo, mente y espíritu…aun cuando residen en la misma casa (o -tal vez- por eso mismo: la jerarquía impera en los espacios cerrados).

“El amor verdadero y completo es cuando dos corazones, dos mentes y dos cuerpos se unen en abrazo y comprensión…se produce una vez en mil años. Mientras sólo concuerdan dos elementos –mente y cuerpo sin el corazón, o cuerpo y corazón sin la mente- uno cree que el tercero existe de algún modo, hasta que su ausencia llega a sentirse tan fuertemente que mata la sympathie de los otros dos.”

Carta de George Sand a Emile Paultre.

Imagen: Facebook, de 3KTA.

28 comentarios:

marichuy dijo...

“Las personas son como los libros… seducen por la apariencia, el olor, el tacto…pero uno decide si pertenecen a la biblioteca privada por el contenido”.

Queridísima

Tú escribiste esto?

Wow¡! No podría estar más de acuerdo.

Cuando preguntas si las mujeres son cuadros de Pollock o rectángulos de Boticelli, me acordé de una mujer a la que por alguna razón (imperdonable de mi parte), no concibo más que al lado del pintor y en sus lienzos; una mujer lienzo, pese a que ella también era un artista. Su simbiosis fue tal, que no pudo continuar si él: Jeanne Hébuterne y Amedeo, Modigliani.

Besos pintados

Aurore Dupin dijo...

Queridísima:

Milyunamáscaras hace aflorar mis pulsiones extrañas en esa cocina.

Efectivamente, la historia de Mondigliani & Hébuterne es la encarnación de la pasión humana; por otra parte, de sólo observar el retrato de esa mujer me siento turbada: en la vida tangible debió haber sido una vorágine. Me pregunto si en el más allá continúa ese desgarre mutuo.

Besos extraordinarios.

Menospausas dijo...

“Cuán complejo es servir a tres amos: cuerpo, mente y espíritu…aun cuando residen en la misma casa (o -tal vez- por eso mismo: la jerarquía impera en los espacios cerrados).”

En verdad yo me quedo con esta frase Aurore, es complejo pero se puede, se logra, y da la paz necesaria para no ser una Persona Libro, cuando llegas a convivir con tu cuerpo, mente y espíritu. No importa que lado del cerebro manda, no importa que substancia te haga disparar el perfume, lo que importa es que disfrutas el pertenecer a la biblioteca privada de esa persona…lo leí dos veces, lo releí tres veces, y aquí esta sin estar hoy conmigo, pero eso es temporal…el regresa y es lo importante.


Si hay lienzos hermosos de mujeres, yo espero seguir siendo el lienzo donde ese hombre me siga pintando todos los días

Aurore cómo siempre un placer leerte, el regreso fue magnifico.

Aurore Dupin dijo...

Estimada Menospausas:

No dudo -ni por un instante- que para Herr B es una posesión increíblemente valiosa: aun más, porque es mutua.

El movimiento es meramente aparente, como las moléculas de agua en una ola: externamente, parecen desplazarse, pero allí están, en un perpetuo ciclo. Eso es el amor, en el puro sentido del tiempo mítico, un ouróboros.

Saludos correspondidos.

QUANTUM dijo...

Aurore

Deseo exponer algo que ha despertado mis interrogantes en este post, sin embargo siento un poco de temor al hacerlo.

Es entonces, que antes de hacer cualquier comentario desearía saber: ¡¿Usted, qué piensa de mí?!

Aurore Dupin dijo...

Quantum:

La cordialidad no se niega, pero el respeto se gana.

Aclarado ese primer punto, la conducta anterior que exhibió en el blog dejó mucho que desear.

Por mi parte -como ente humano- he llevado a cabo acciones reprobables en cuanto al código de urbanidad en la vida real, ya que las emociones afloraron sin decantarse por la corteza cerebral.

Si expreso lo anterior es porque deseo dejar en claro que no soy quién para emitir juicios sobre el comportamiento en sociedad.

Y mucho menos, en una comunidad virtual, como lo es ésta.

Buenas madrugadas.

QUANTUM dijo...

AURORE

Gracias por la respuesta.

Disfrute del día, también procuraré hacerlo.

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida Aurore:

Me encanta la idea de que las personas somos como libros y que nosotros elegimos cuáles van a dar a nuestra biblioteca personal. ¡Tan cierto! En ese orden de ideas también decidimos cuáles van a ser donados a la biblioteca pública. Ji, ji. :)

Por cierto, también me ha fascinado la explicación científica de la intersubjetividad.

Un abrazo

Aurore Dupin dijo...

Estimadísima Strika:

Y ni hablar del Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum...(aun cuando existen ¿personas? que podrían reciclarse en forma de forro antropodérmico, ji, ji).

Con respecto a la intersubjetividad, es un proceso bastante intrincado, por lo que no me extraña la popularidad de las psicopatías ni el espectro autista (el entramado de la socialización, los afectos, la empatía, parece windows vista, con tantas cositas el sistema se cae fácilmente).

Abrazos de vuelta.

Anónimo dijo...

gran post..

Aurore Dupin dijo...

Jordim:

Gracias, bienvenido.

Por cierto, me encantó la cita de Santa Teresa...aun cuando no puedo alejar la imagen de Bernini.

Saludos extáticos.

malbicho dijo...

holas!... holas!!

primero que todo: un abrazote grande para las dos, ya las extrañaba hartito

segundo: ah, qué bonito escribe usted doña Aurore!

tercero: ah, modigliani, qué historia!, de las que más me han marcado, cosa curiosa, en días pasados sentí la necesidad de escribir sobre él en mi blog (pero que me acuerdo que no puedo T_T)

cuarto: pos ya, que les mando muchos saluditos y que se les quiere mucho niñotas =)

Aurore Dupin dijo...

Malbichito:

Surtieron efecto las veladoras verdes para San Antonio...ya lo iba a colocar de cabeza pa' que regresaras.

Un abrazo fuerte, condenadota.

Sue dijo...

Una bonita similitud esa de las personas y los libros. ¿Habría que pensar entonces que quien no lee no entiende a las personas? Quizás sería ir muy lejos...
Me ha gustado eso de que solo una vez cada mil años se produce el encuentro entre "los tres amos de la casa: cuerpo-mente-espíritu" en absoluta comprensión.

Un placer leerte siempre.

Aurore Dupin dijo...

Sue:

Si partimos de esa analogía, habrá que aplicar el adagio: siempre hay un roto para un descosido...

Y si seguimos en el tenor -ya no tan metafórico- los libros abren líneas -tanto divergentes como convergentes- de pensamiento, ergo, de conocimiento.

Empero, no discrepo en absoluto del valor de lo empírico: he tenido la fortuna de conocer personas extraordinarias -prácticamente personajes de literatura universal- que no poseen más libros que su entorno: v. gr. mi bisabuela (analfabeta, pero con un valor humano infinitamente superior a muchos doctorados y posgrados).

Sí, esa unión, esa sympathie, es algo excelso; como escribiese Andrew Marvell en La definición del amor:

"Si el Destino con ojo celoso adivina
Dos amores perfectos, les separa,
Pues con su unión fraguan su ruina
Y de su poder tiránico escapan.

Y, por tanto, sus designios de acero
Nos han situado lejos como los polos
(Aunque gire sobre nosotros el amor sincero)
Que no pueden abrazarse uno al otro."

Saludos de sabiduría ecléctica.

Anónimo dijo...

Hola Aurore!
hay libros que nos cautivan y nos llenan y que no nos cansamos de leer una y otra vez...
pero hay libros que jamás debieron de ser vistos... mucho menos tocarlos u olerlos...
consecuencias fatales...
el post es muy interesante... y se me fue el tiempo volando -simplemente el entrar a la cocina de Las tres y un cuarto es fabuloso- gracias por la recomendación...
un abrazo enorme
=D

Aurore Dupin dijo...

Ana:

"pero hay libros que jamás debieron de ser vistos... mucho menos tocarlos u olerlos...
consecuencias fatales..."

Tanto en la alegoría como en la literalidad, ciertos libros trastocan la existencia de forma irreversible.

Los blogs de las queridas tres son al estilo de los saturnales: al salir, uno se pregunta qué pasó allí; son magníficos.

Abrazos retornados.

Mafalda dijo...

...

Aurore:

Utilizas un lenguaje interesante, mejor dicho, utilizas palabras cultas, que dicho está de paso, no es fácil que todos logremos entender a la primera leída.

Eso, por lo menos a mí, no me detiene para re-leer varias veces un texto.
Con los términos médicos no tuve problema, con los psicológicos un poco. Intercalas cine y literatura. Te diré que de cine no sé nada, de literatura, un poco.

Convertirme en persona-libro, sería fabuloso, pero mi cerebro no da a tanto, en el sentido de memorizar un libro completo. He dado un paso en el proceso, ya que el número ocho del decálogo, lo entiendo de manera excelente, incluso lo vivo.
Por el momento no soy bibliofílica, podría decirte que es una aspiración pero te mentiría. Me encanta leer, es algo que disfruto en muchos sentidos.

En la búsqueda de un semejante, el sentido común es el sentido menos utilizado.
Cuando sabes mirar, descubres la Música Límbica, el sentimiento puro existencial que proviene de cada persona. La representación más auténtica de lo que fluye por dentro. Dicen que la Música Límbica nunca miente.

Aurore, tu anagnórisis o descubrimiento, se trata de una persona-libro, semejante a ti, con música límbica atrayente.

¡Válgame! no eres la única.

Un abrazete para ti

Mafalda

Aurore Dupin dijo...

Mafalda:

Los libros me dejan palabras adosadas, como las personas me dejan ex-votos entre los pliegues de la túnica de Mnemósine: en ocasiones la mezcla suena pedante, lo reconozco. Me lo advirtieron en varias ocasiones en las entregas de guardia:
"Esto es un expediente médico, no una ilusión literaria, ajústese a los hechos".

Con respecto a los textos de calistenia neuronal, cuando leí a Theodor Adorno casi le sentí los dientes al libro. Era una bestia intelectual que me tomaría mucho tiempo domar.

Mi hipocampo tampoco puede guardar un libro completo; pero atesora ciertos fragmentos como un Cancerbero.

Ah. Encontré una música límbica con acordes de Bach, toques de Cortázar y Borges, terriblemente argentina e italiana... fue mi perdición. Le comenté a Ana que resultó la encarnación del libro de San Cipriano, con tantas fórmulas para convocar genios y demonios que no pude alejar: ni siquiera la familia y la práctica de la medicina -mis escudos y pilares hasta ese entonces- pudieron contra esa marea.

Recuerdo que mis amigos son muy susceptibles a los silencios, pero no soy alguien verbal; la escritura me gusta porque puedes utilizar las palabras a lo Octavio Paz: las pateas, las muerdes, las haces sangrar... nada que ver con el espectáculo grotesco de las miradas ajenas ante una frase inoportuna; por eso me fascina Hesse, que se encierra en su mundo interior, como una tortuga. En ocasiones, en la obscuridad que alberga el caparazón, aprecias el brillo de unos ojos que surgen de una penumbra similar a la que te envuelve; cuando aventuras tímidamente la cabeza, y te das un tope con alguien similar a ti, es una onda de choque enorme. Dos tristes tortugas sobre la callada arena de una playa lejana.

Ah, ojalá algún día alcance la fluidez en el aire como en el blanco.

Anónimo dijo...

Sueño con un libro de hojas de piel/ habla de un rostro grabado en palabras/ dice tener un cuerpo y algo así como una sombra/ cada frase describe un fantasma que vive dentro de la tinta/ y se alimenta de su leyenda/ se envuelve entre las hojas tocando cada letra/ mi cuerpo se diluye y se transforma en el/ mientras recorro cada frase/ busco.../ ahora ya vivo en la tinta/ y ya bebo su leyenda/ y acaricio cada letra/ tratando de quedarme en ella/ no puedo pensar en morir dentro de él/ pero ¿cómo salgo? y ¿para qué?/ si el cambió su texto y tal vez, su ruta entre las hojas/ y tal vez es por mi/ y ¿por qué no? por mi...
EL
Fragmento
Cecilia Pellicer

He crecido pensado algo parecido a este poema-canción en función de las persoanas que entran a nuestra vida que se pueden comparar con los libros...
Y a lo que has escrito ya en función de los libros (y tal vez de las personas-libro... Las biblotecas no sólo son museos de nuestros caprichos, son nostros mismos, convalidando al libro (o a la persona)
Gracias Aurore maravillosa!
Beijo literato-latosoide y lector

Aurore Dupin dijo...

Estimado Doc:

Ah, ese fragmento de C. Pellicer es tan deliciosamente sensual...

Sí, he visto la biblioteca más como prolongación que como mera proyección.

Como escribió el más grande lector:
"De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación".

Saludos leídos y en veces escribidos.

QUANTUM dijo...

Aurore

Buenos días.

Iniciaré por las letras de Cortázar que usted expone primero. Le digo que me ha encatado. Si imagináramos o intentáramos percibir lo que él sentía en ese momento. Es verdad que sabía fumar, no obstantante creo que también sabía sonreir.

"Para leer de forma interrogativa" Me gustó esa expresión. Preguntarnos a nosotros mismos suele hacernos despertar. Y Cortázar, lleva implícita la invitación de estar en armonía: el ser humano y su medio.

Podemos ver a las personas como libros y decidimos si aceptar o no su contenido ¡¿Sómos justos en autoaplicar esto?!
¡¿En qué momento y cómo REINVENTARNOS?!

Otro parráfo que llamó mucho mi atención es: "Cuán complejo es servir a tres amos: cuerpo, mente y espíritu...". Me quedé pensando varios días y pienso que si logro encontrarme la respuesta estaría con una pieza más del rompecabezas en mi objetivo del equilibrio.

En el último parráfo en la expresión: “El amor verdadero y completo...se produce una vez en mil años(¿?)”[¡¿ y mientras tanto nos resignamos a vivir en un limbo?!]. Creo, esto se prestaría muy bien como cuento de horror en un lugar donde no salen las estrellas. Recuerdo que en una ocación encontré una persona con un libro y me acerqué a preguntarle qué era lo que estaba leyendo; respondiéndome que era sobre el HOLOCAUSTO y sobre el último sentimiento del ser humano. Entonces me empezó a contar, en breve, lo que narró el autor (y sobreviviente):
En los campos de concentración donde las personas llegaban de 70kg, aproximadamente, y en unos 10 u 11 meses quedaban en los 30kg; eran tradas como basura humana; personas mutiladas, escupidas, atormentadas. Un soldado alemán le hizo una pregunta a un prisionero:

-Por qué, si saben que van a morir ¡¿Por que mejor no se suicidan?!- dijo el nazi.

Y el prisionero contestó:
-!porque siento que algo puede pasar¡

Tiempo después escribió su vida en un libro.

Aurore, buenas tardes.

Aurore Dupin dijo...

Quantum:

Leemos de forma distinta. Cada quien interpreta de acuerdo al bagaje que alberga en la cabeza.

Como acota Nietzche en Más allá del bien y del mal:

"Donde se alza el árbol del conocimiento, allí está siempre el paraíso: esto es lo que dicen las serpientes más viejas y las más jóvenes".

O el Dios lector:

"Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifra ni la psicología ni la retórica".

Y del holocausto, calladita me veo más decente.

QUANTUM dijo...

Si las personas leemos en forma distinta; a posteriori, la expresión de un blog como tal es una lúdica ironía.

Permítame también corrobar: "Cada quien interpreta de acuerdo al bagaje que alberga en la cabeza."

Y totalmente de acuerdo: "Calladitos nos vemos más decentes"

Sue dijo...

NO sé si he escrito antes porque hay tantos coments que me pierdo y a estas horas ya ni sé lo que leo :) Pero sí recuerdo haber leído ese trozo de Cortázar. Qué lindo escribe!
Me siento terriblemente ignorante dentro de este Blog tan denso y especial. Me desborda, pero me gusta. Al igual que los libros.

Aurore Dupin dijo...

Sue:

Esa sensación -a lo Oliveira- acerca de la fagocitosis del conocimiento, la he abordado a través de dos mujeres-libro que han expandido mi universo-tortuga (incluidos los cuatro elefantes):

“A la ameba uso nostro lo desconocido se le acerca por todas partes. Puedo saber mucho o vivir mucho en un sentido dado, pero entonces lo otro se arrima por el lado de mis carencias y me rasca la cabeza con su uña fría. Lo malo es que me rasca cuando no me pica.”

Las carencias son múltiples, siempre existen diez uñas frías en esta cabeza.

El prurito mental es un ouróboros: lo que inició como un puntito acaba en una urticaria tremenda.

Saludos de nunca acabar.

Unicornio dijo...

Hola Aurore (clap, clap, clap!):
(como en los antárticos desiertos blancos: después de casi 6 meses 6 de penumbra, ¡cómo se aplaude la llegada de la "Aurora"!)

Qué te puedo decir: tocaste varios de mis temas "especiales", ¡juntos!, de modo que en lugar de contestarte, mejor me voy a escribir la novela:
"Las letras del desamor, o Las vías intercontribuyentes del romanticismo astrocito-glial y la relatividad hipotalámico-cuántica del enamoramiento vomeronasal enfrentadas al devorador reino del sentimiento intergaláctico de la materia oscura. Todo está conectado".

(Y espero -mínimo- el "Príncipe de Asturias" a la novela de ciencia-ficción-búsqueda-divulgación-ensayo-denuncia del año. Con los consabidos créditos para tí, but of course, jejeje!!)

Bueno, es lo que pasa cuando da gusto volverte a leer (y de qué forma!).

En verdad, los Caballitos con Cuerno son hechos de pensamientos. por tanto, de letras y libros. Y (como dicen por ahí) por ello, cuando se termine la memoria de los Unicornios (y de los Hombres) persistirá siempre el Misterio... NO la Explicación.

Por eso amamos los libros?? Por los "cerebrales" espíritus eternizados en ellos??

Un abrazototote de bienvenida de parte del...

incunable Unicornio (es que éramos pobres, y no alcanzaba para una cunita...)

Aurore Dupin dijo...

Gracias, querido público.

¡Bienvenidos a la carpa del perro de tres cabezas!

No, así no es.

¡Pase a ver a la femme fatale que corta cabezas!

No, tampoco.

(Perdón, es que los aplausos me desconciertan).

Aquí entre nos, deseo ver una aurora -boreal o austral- antes de ser reciclada en el ciclo biológico.

Ésa sí es una novela y no pedazos...todo un bing-bang verbal.
(El big crunch se lo dejamos a los politiquillos). Con tal disertación, el Nobel será para el novel que no llegue al nivel del Nébel y de la núbil en Una estación de amor de Quiroga.

Los unicornios son alegorías vivas, bien que se sabe ¡y que saben!

Los objetos físicos se aman por su esencia, mental y espiritual -suena cursi y kitsch, pero así es para mí-.

Abrazo en el cuello -es que el cuernito me pica-.

Saludos con sello al fuego de hierro.

Adéndum: el post del tremor operístico y del surgimiento de su raza es maravilloso: ese es el tremor esencial.