Como era de esperarse la magna exposición de Los mundos imaginarios de René Magritte, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, ha sido un éxito rotundo. Tanto, que ya hasta hay reelaboraciones sobre algunos de los lienzos ahí expuestos. Todo por obra y gracia del talentoso monero (caricaturista) mexicano José Hernández, mejor conocido como Monero Hernández.
De todos es sabido que México se ha ganado a pulso las primeras planas de la nota roja, así como el dudoso privilegio de ser cuna de la ciudad más violenta del mundo -más aún que las invadidas Bagdad o Kabul-, la benemérita Ciudad Juárez donde morir es nada. Por ello, no encuentro mejor ejemplo de la talentosa reelaboración desmagrittiana de José Hernández, que la realizada a partir de la que posiblemente sea la imagen más emblemática del artista belga.
NATURALEZA DECAPITADA
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Dejo la liga para la página (blog) de José Hernández: desmagritte en méxico
10 comentarios:
y hasta su etiqueta #desmagritte, se convirtió en trending topic en el tuiter en tan sólo medio día
y cómo no, si como has dicho siempre: pa´ surrealismos, los nuestros
Lo lamentable, adoradísima y admiradísima Marichuy es que en México se llama "su-realismo" Tal cual pasan las cosas y ya ni sorprenden
Saludos metarrealistas
Estupendo el Monero...
lo demás carece de total entendimiento logico...
te adoro ma belle déesse aztèque
Bichi
Como yo no twitteo, me encontré las obras de Hernández en su "blog tamaño carta" y me hicieron la noche, pese a la interrupción de la energía eléctrica.
Doc
Dice Hernández que lo que André Breton nunca supo -cuando descubrió que p'a surrealismos el mexicano- fue que en México, el surrealismo más irracional es mero costumbrismo.
Un abrazo
Potter querido
El Monero Hernández es un súper artista; de lo mejor que tenemos en este surrealista país. De lo demás, ni para perder el tiempo en intentar entendimiento alguno.
Besos para vos
¡Genial! No digo más...
Angeek
Así es
(y las otras tres que aparecen en esa liga que dejé, también están buenísimas)
Magister Hernández.
Como decían los hipitecas, hoy tan démodé:
Maestrísimo Hernández ¡!
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