Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos*.
Fernando Pessoa.
Advertencia: spoilers (o divagación altamente motafísica nociva para aquellos que se abstengan de dos litros diarios de café y una cajetilla de cigarrillos Cohiba o en su defecto un puro ídem).
*Teóricamente, este post y el anterior fueron escritos por la misma persona física, pero no se dejen engañar: no sólo parezco esquizotípica, lo soy (y no, no creo que el gobierno tenga aparatos de escucha altamente sofisticados en mi brazo, dije esquizotípica, no esquizofrénica ¡Patrick Bateman, ya te dije que te calles cuando estoy escribiendo!).
Érase un mar interior, cuyas perturbaciones rítmicas se originaban en sístoles y diástoles, en movimientos peristálticos: contracciones musculares lisas y estriadas. Un mediterráneo plácidamente homeostático: mamá estaba de buen humor, incluso expectante. Un mar aún más diminuto –mi endolinfa- sufría los embates de los frenazos de papá, removiendo las estatoconias, haciéndole conocer a mi neófita vía vestibular la fuerza de la aceleración lineal. La cóclea ignoraba que nuestro destino era el lugar donde habitan sus parientes moluscos: sólo captaba la ansiedad en la voz de mis hermanos.
Aun habituada –mas no adaptada ni conforme- a los tonos agudos de las voces de esos seres que mamá denomina niños -quienes son bastante molestos al presionar las paredes de mi sanctasanctórum- (parece que tendré que pasar por ser uno de ellos ¡horror! Espero que sea una fase efímera), puedo percibir que esto es mucho más prolongado que el trayecto de Morelos hacia el Estado de México y viceversa: el que mamá realiza durante la semana laboral (¿qué es eso?) para cumplir su servicio social…pobre, algo muy malo debe haber hecho para que la mandaran solita a San Pedro de los Comales eléctricos (que ¿paradójicamente? no conoce a los de la CFE) para educar 50 escuintles guerrosos; tal vez esto tenga algo que ver con los movimientos magisteriales (creo que es el jefe o el Dios de mi madre, algo así) creo que iban a protestar contra algo que se llama gobierno -el cual, según mamá, es un maldito opresor, igualito que los mocosos- entonces ¡Dales duro, ma’!. Desde mi perspectiva –lugar acogedor, comida previamente digerida, dramas familiares radiofónicos- no veo el por qué ponerse rejego… tal vez sólo me hace falta eso que denominan televisión (mamá no está de acuerdo, dice que mis circuitos neuronales no deben atrofiarse antes de desarrollarse plenamente). La escuela normal rural ha mutado a mamá, creo que hasta papá le tiene miedo.
Los movimientos de aceleración lineal y angular por fin disminuyen de intensidad; desafortunadamente, el bullicio externo es inversamente proporcional: voces extrañas (algunas espeluznantes -y a la vez tremendamente odiosas- que profieren cosas ininteligibles del tipo How beautiful beach!) ¿música? estridente. La taquicardia de mamá ante el incremento de sus catecolaminas por la visión de la inmensa masa de líquido me torna aún más irritable; tengo que expresar mi desacuerdo: en vista de que aparentemente mis movimientos de estiramiento le resultan agradables (las endorfinas son una cosa muy buena, ¿sabían? me pregunto si fuera de aquí hay alguna actividad que las libere…puesto que hay tantos entes infantiles, supongo que es algo relacionado con ellos –ni modo, habrá que sacrificarse-) permaneceré en huelga de movimiento (voy aprendiendo de mamá y sus métodos de inconformidad). No funciona. Hummm...tal vez halando esta tripa azulada que me mantiene unida a mi fuente de alimento capte su atención.
Mala idea (nota personal: no traccionar el cordón umbilical ni morder la mano que alimenta –para cuando salga de aquí-). Vamos a aplicar la idiosincrasia mexicana: Si no es Chana, es Juana. Movilizarse, alborotar el orden establecido: parece rendir mejores resultados. Mi bisabuela (el único ser que defiende la idea que seré la mujer que heredará sus joyas, puesto que el resto de familiares, conocidos y metiches bienintencionados desinteresados con métodos de validez científica comparable a los estudios doble ciego aleatorizados controlados -como la forma de su abdomen o el movimiento de una cadena- han profetizado que seré varón) sugiere que mi madre camine hacia la playa más remota –y por ende- solitaria, con la finalidad de que “El mar me calme porque la gente me enmuina” Bien por usted, Abuela Sauce*.
*Para qué negarlo, esa película me estimuló las glándulas lacrimales a todo lo que daban por ese personaje -tan conocido y cercano- (y eso que aún te encontrabas a mi lado): el arquetipo vivo de la bondad que sólo concede la sabiduría.
Gracias a este aforismo, el ruido se transmutó en murmullo, y posteriormente en rumor in crescendo: movimiento hipnótico de un fluido que, en virtud de sus sales disueltas, sustentaba vida, como la sangre y el líquido amniótico. Abandoné mi frenesí mecánico para percibir mejor esa sensación. La voz de mi bisabuela no perturbó en absoluto la paz que retornó a mi microcosmos: la reforzó.
“Hija, esto es el mar: agüita, como la que tienes. Dicen que el mundo tiene más agua que tierra. Yo he visto más tierra, desde Guerrero hasta allá arriba, a Tijuana. Es muy lejos; y eso, nomás aquí. El mundo es muy grande. Yo he recorrido caminos buscando al Dios que se me llegó a perder. Pero algo me dice que tú vas a andar buscando otras cosas, que sólo nuestro señor sabe qué serán”.
Supongo que mi bisabuela debió vaticinar que deambularía por los vericuetos de este país tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, que disfrutaría la comida, los paisajes, pero me dolería la gente (sólo Los otros) –porque mi fobia social era a los conglomerados, no a los segregados múltiples: toda la diferencia humanamente posible cabe allí-. El reflejo de los presagios de esta mujer extraordinaria lo encontré en el séptimo arte, plasmada en El Sabor de la Vida (ó un toque de canela) de Boulmetis:
“Existen dos tipos de viajeros en la vida, aquellos que parten y aquellos que retornan, los primeros miran el mapa, los segundos miran al espejo”
Y sin embargo…
Aun habituada –mas no adaptada ni conforme- a los tonos agudos de las voces de esos seres que mamá denomina niños -quienes son bastante molestos al presionar las paredes de mi sanctasanctórum- (parece que tendré que pasar por ser uno de ellos ¡horror! Espero que sea una fase efímera), puedo percibir que esto es mucho más prolongado que el trayecto de Morelos hacia el Estado de México y viceversa: el que mamá realiza durante la semana laboral (¿qué es eso?) para cumplir su servicio social…pobre, algo muy malo debe haber hecho para que la mandaran solita a San Pedro de los Comales eléctricos (que ¿paradójicamente? no conoce a los de la CFE) para educar 50 escuintles guerrosos; tal vez esto tenga algo que ver con los movimientos magisteriales (creo que es el jefe o el Dios de mi madre, algo así) creo que iban a protestar contra algo que se llama gobierno -el cual, según mamá, es un maldito opresor, igualito que los mocosos- entonces ¡Dales duro, ma’!. Desde mi perspectiva –lugar acogedor, comida previamente digerida, dramas familiares radiofónicos- no veo el por qué ponerse rejego… tal vez sólo me hace falta eso que denominan televisión (mamá no está de acuerdo, dice que mis circuitos neuronales no deben atrofiarse antes de desarrollarse plenamente). La escuela normal rural ha mutado a mamá, creo que hasta papá le tiene miedo.
Los movimientos de aceleración lineal y angular por fin disminuyen de intensidad; desafortunadamente, el bullicio externo es inversamente proporcional: voces extrañas (algunas espeluznantes -y a la vez tremendamente odiosas- que profieren cosas ininteligibles del tipo How beautiful beach!) ¿música? estridente. La taquicardia de mamá ante el incremento de sus catecolaminas por la visión de la inmensa masa de líquido me torna aún más irritable; tengo que expresar mi desacuerdo: en vista de que aparentemente mis movimientos de estiramiento le resultan agradables (las endorfinas son una cosa muy buena, ¿sabían? me pregunto si fuera de aquí hay alguna actividad que las libere…puesto que hay tantos entes infantiles, supongo que es algo relacionado con ellos –ni modo, habrá que sacrificarse-) permaneceré en huelga de movimiento (voy aprendiendo de mamá y sus métodos de inconformidad). No funciona. Hummm...tal vez halando esta tripa azulada que me mantiene unida a mi fuente de alimento capte su atención.
Mala idea (nota personal: no traccionar el cordón umbilical ni morder la mano que alimenta –para cuando salga de aquí-). Vamos a aplicar la idiosincrasia mexicana: Si no es Chana, es Juana. Movilizarse, alborotar el orden establecido: parece rendir mejores resultados. Mi bisabuela (el único ser que defiende la idea que seré la mujer que heredará sus joyas, puesto que el resto de familiares, conocidos y metiches bienintencionados desinteresados con métodos de validez científica comparable a los estudios doble ciego aleatorizados controlados -como la forma de su abdomen o el movimiento de una cadena- han profetizado que seré varón) sugiere que mi madre camine hacia la playa más remota –y por ende- solitaria, con la finalidad de que “El mar me calme porque la gente me enmuina” Bien por usted, Abuela Sauce*.
*Para qué negarlo, esa película me estimuló las glándulas lacrimales a todo lo que daban por ese personaje -tan conocido y cercano- (y eso que aún te encontrabas a mi lado): el arquetipo vivo de la bondad que sólo concede la sabiduría.
Gracias a este aforismo, el ruido se transmutó en murmullo, y posteriormente en rumor in crescendo: movimiento hipnótico de un fluido que, en virtud de sus sales disueltas, sustentaba vida, como la sangre y el líquido amniótico. Abandoné mi frenesí mecánico para percibir mejor esa sensación. La voz de mi bisabuela no perturbó en absoluto la paz que retornó a mi microcosmos: la reforzó.
“Hija, esto es el mar: agüita, como la que tienes. Dicen que el mundo tiene más agua que tierra. Yo he visto más tierra, desde Guerrero hasta allá arriba, a Tijuana. Es muy lejos; y eso, nomás aquí. El mundo es muy grande. Yo he recorrido caminos buscando al Dios que se me llegó a perder. Pero algo me dice que tú vas a andar buscando otras cosas, que sólo nuestro señor sabe qué serán”.
Supongo que mi bisabuela debió vaticinar que deambularía por los vericuetos de este país tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, que disfrutaría la comida, los paisajes, pero me dolería la gente (sólo Los otros) –porque mi fobia social era a los conglomerados, no a los segregados múltiples: toda la diferencia humanamente posible cabe allí-. El reflejo de los presagios de esta mujer extraordinaria lo encontré en el séptimo arte, plasmada en El Sabor de la Vida (ó un toque de canela) de Boulmetis:
“Existen dos tipos de viajeros en la vida, aquellos que parten y aquellos que retornan, los primeros miran el mapa, los segundos miran al espejo”
Y sin embargo…
Mis viajes más bellos, los más dulces, los he hecho al calor del hogar, con los pies en la ceniza caliente y los codos reposando en los brazos desgastados del sillón de mi abuela [...]. ¿Por qué viajar si no se está obligado a ello? [...].Es que no se trata tanto de viajar como de partir; ¿quién de nosotros no tiene algún dolor que distraer o algún yugo que sacudir?
George Sand.
18 comentarios:
Querida
Muy intenso tu viaje en el mar del vientre materno; el pequeño ser pensante y consciente de que lo que ve ahí dentro, por minúsculo que aparente ser, para ella representa un mar de libertad, quizá amenazado cuando ese viaje interior llegue a su destino.
Bien dicen que los viajes hacia nuestro interior, son los que más nos marcan. Pero ya adultos, a veces eludimos emprender esos viajes hacia el mar infinito que llevamos dentro.
Hermosa cita de George Sand (espero responderle pronto en un psot)
Dice José Saramago en "Viaje a Portugal"
"El viaje es un aplazamiento de la muerte. El viaje es infinito, el viajero, no"
Besos viajados
Gracias de nuevo por este intenso post.
Querida:
"Basado en una historia real" tras las anécdotas que ha relatado mi madre con respecto a dicho viaje... a Acapulco.
De alguna forma le tenía que informar que las multitudes y su bullicio no eran lo mío.
Besos viajados de origen.
Adéndum: No olvidemos que George Sand fue criada por su abuela paterna... me recuerda... a tí.
Sue:
Muchas gracias por la visita y la lectura.
Adéndum: ando curioseando tu blog. (Soy gatito)
Saludos exploradores.
Aurore, no puedo tomar dos litros de café, ni fumar puros, el café por la mañana no me lo pierdo, pero si tomó mucho me puedo subir con maracas al camión y ganar un dinerito. Pero con todo y eso me salte las reglas y leí tu post.
Que maravilloso poder viajar por el cuerpo de tu mamá, que maravilloso sería recordar ese viaje de nueve meses en el vientre materno, y dices bien nunca hay que comer el cordón umbilical, ese que nos mantiene unidas de por vida con la madre, no se si hay algún estudio científico al respecto, pero yo si lo llegué a sentir en su enfermedad.
Me cae también tu bisabuela, ese recuerdo que tienes de ella, me salta en la panza, me recuerda gratamente a mi abuela, materna.
Sigo pensando que eres mi coco para leer, pero hoy de una sentada me propuse asimilar los términos de tu profesión para dar un hermoso paseo, fui corriendo a verme al espejo, no sin antes pasar por una fotografía de mi mamá, a la cual extraño tanto. Tengo un extraño mal Aurore, un mal de no retener los términos médicos, esos que escuchaba de niña, de adolescente y de adulta, esos que me hacían pensar en niña lávate las manos, así que leerte es pasar esa etapa del repelús y crecer sin miedos.
¿Esperaban que fueras niño? Que maravilla que nació una niña tan inteligentemente zurda. Con su fobia social a los conglomerados pero con amor a los segregados múltiples
Saludos sin cigarrillos Cohiba, y sin café. Pero igual con mucho gusto.
Un abrazo a las dos anfitrionas.
Menospausas-Dilbertina
Mi muy querida Menospausas:
Con mi escasa estatura, supongo que dos litros de café es mucho en relación a mi superficie corporal. Ja, tu comentario me recordó a mi gatillo preferido:
http://www.garfield-es.com/tiras_comicas/tirasFecha.php?day=30&month=09&year=1982&cant=1
Con respecto al viaje, is "Based a true story". No existen estudios en The New England Journal of Medicine, pero tantas células compartidas con nuestros progenitores supongo que logran que ciertan fibras latan al unísono... incluso con seres amados con los que no tenemos compatibilidad histológica, pero sí emocional (pareja, amigos cercanos). Los términos médicos me encantan porque son lo más cercano al latín y griego que tengo; admito que suenan rimbombantes y estrafalarios, pero en ello reside parte de su encanto. (Me imagino a tu padre y sus hábitos de higiene rayando en el trastorno obsesivo-compulsivo, como la mayoría de esta hermandad rara). Con respecto a mi bisabuela, ella fue la que crió, ya que mi madre no consiguió plaza en Morelos hasta 4 años después de mi nacimiento, por lo que continuó trabajando en Chicoloapan, en el Edo. de México.
Y sí, tras dos hermanos varones, un aborto (varón también) y los presagios populares, todos estaban segurísimos de que mis cromosomas sexuales serían XY (que la panza de mamá era puntiagua, que la cadena se movía en círculo y esas cosas). Ja. (Aunque, pensándolo bien, tal vez el presagio no era tan erróneo).
Abrazos bien fuertes.
estoy segura de que no hay ficción y que ya usabas esos términos cuando aún estabas en el vientre materno -je-
bienvenida al mundo Aurore, ahoguémonos en un mar de café bajo nubes de cigarrillo... delicioso texto
Mi estimadísima Malbicho:
Lo bueno de mi estancia uterina era la opción de divagaciones motafísicas sin necesidad de verbalizarlas: No lo dudes. Por algo me predomina el hemisferio derecho; soy visual-espacial de origen (estoy segura que mi madre no consumió psicotrópicos en el embarazo).
Bienvenida al mar de café, gula y pereza física:
http://www.garfield-es.com/tiras_comicas/tirasFecha.php?day=23&month=10&year=1996&cant=1
Saludos bien gatos.
Querida Aurore:
Tus entradas son todo un viaje. =)
¡Gracias!
Un abrazo
Apreciada Strika:
Gracias a usted por apreciar los lapsus motafísicos.
Un abrazo fraterno.
Aurore maravillosa: Te tenía un comentario kilométrico pero se me cayó la red. (Emberinchado) me limitaré a decirte que efectivamente es la misma persona la que escribió el otro post. Una zurda maravillosa, apasionada delos términos médicos y la vida.
Saludines!
Mi estimado doc:
Sí que sí. Y no os preocupéis por la mala red, sólo por las "malas mujeres".
Saludotes.
cada vez que entro a este blog Mary, me dan ganas de llorar, con la música.. pero es fabulosa.. a mitad de la pieza me cambia el animo..
slds
Al respecto de las "malas mujeres" yo te indicaba en mi efímera letanía malograda, que en mi Gurmesco punto de vista considero Mala mujer la que se deja someter por el cliché social, por los hombres-cerdos (puede aplicar desde la acepción más pragmática hasta la metafórico-social de Pink Floyd en su disco "Animals" con este término). Mala mujer la que se deja ser ordinaria y torpe esterotipo de abnegación sometimiento e ignorancia.
Yo me quedo con Circe, no por temor, sino porque las brujas (las mujeres de ciencia) son de mi entero gusto, asombro y predilección.
Saludines!
P.S. Me encantaría que te unieras a quienes escribimos en la sobremesa: www.sobremesaentrecuetes.blogspot.com
Doc (suena como de Looney Tunes, lo sé):
Síp, leí tu comentario acerca de ello en melánge. El comentario intentó ser chiste, pero no es lo mío.
Por otra parte, como apuntaba mi bisabuela, esas no son "mujeres malas" ni su hipérbaton, sino... bueno, en mi pueblo les dicen de otro modo (no destilé fineza aquí, y la diplomacia tampoco es lo mío, pero el esfuerzo hice).
Ad. A mí en lo personal me impresiona María Sklodowska, pionera por donde se vea: una mujer extraordinaria. Dicen que también fue zurda... ojalá. (No me vayan a frustrar como con Einstein, que en todas las fotos se ve diestro. Jo.)
Con gusto me daré mi vuelta por la sobremesa. Voy por un café.
Gracias por la invitación.
Doctor Gurma:
Ya puché el link, pero no me aparece en la plataforma de blogger (??)
Tampoco el blog del diablo des...
Grrr.
Aurore: ¡chispitas! a ver, te paso la dirección que aparece cuando entro. http://sobremesaentrecuates.blogspot.com/ o búscala en "mis blogs" en mi perfil
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