julio 05, 2011

Human all too human

Digo la verdad pura.
Aunque el hombre, mundillo de locura,
Suele tenerse por un todo entero,
Soy parte de esa parte que fue todo
Al principio, una parte de la oscuridad
Que a la luz parió, la luz soberbia,
Que disputa a la Madre-Noche el espacio
Y el rango, sin lograrlo aunque se esfuerce.
Mefistófeles en Fausto, de J. W. Goethe

El descuartizamiento -como estímulo repetitivo- nos ha conducido (como buenas ratitas de Skinner) a la ausencia de reacción ó a la evitación de la descarga. El maniqueísmo reforzado por la actitud tragicómica de los estereotipos de El libro vaquero nos ha despojado de la crítica. Ni siquiera las drogas duras que llegan a nuestros hijos y los destruyen tienen ese impacto realmente deshumanizador de una vida sin curiosidad ni pasiones: aún en Réquiem por un sueño y Trainspotting los personajes se mueven, a diferencia de muchos ciudadanos a los que entorpecen por marchas inútiles en su llegada al -al lugar sacrosanto que es su- trabajo; responsables, nacionalistas y que pagan impuestos. Malditos vagos inútiles que buscan igualdad, hermandad y fraternidad; ¿todavía no han aprendido que unos son más iguales que otros*?
*Sólo se conoce lo que se coge; como a George Orwell la zoociedad se lo cogió en todas las formas posibles -e imaginables- no sorprende que conociese tan bien los mecanismos del poder.

En esta disociación de lo "humano" sólo aceptamos y pregonamos lo rosita fresita hellokittyano. Lo "inhumano", lo "bestial" se queda en esa frontera moral -pero moral no ligada a la ética, sino a la religiosidad doblemoralina- que fingimos no ver, pero que se talla en los ojos como gato jarioso todos los días, para -literalmente- echarnos en cara la hipocresía.

Es demasiado primate (y no sólo humano) alienarse con el poder: violar, matar, extorsionar. Lo que es netamente demasiado humano es censurar la alegoría y hacerle al tío Lolo a la realidad; declarar "perturbador y aberrante" la recreación artística mientras se le hunde el dedo a la llaga de las tragedias ajenas con harto gozo y morbo real; el día que la pena se torna personal, gimotean peor que plañideras sin retribución económica. Y todavía más "humanos" son los rapiñeros del dolor, que venden al mejor postor lo más denigrante. Oferta adecuada para las demandas.

Cuando nos muestran la estúpido de la conducta humana a través de la sátira, el golpe no es percibido como tal: o se capta desde "la otredad que nunca seré yo" o de plano no se entiende (V. gr. La nave de los necios de Sebastián Brant ó El elogio de la locura de Erasmo). Cuando se muestra lo sórdido -a lo que nadie es ajeno, ni siquiera en metáfora- como en la obra de Pier Paolo Pasolini, Lars Von Trier (que hasta logra que los críticos sibaritissimos de Cannes se levanten indignados) o en V for Vendetta de Moore, Berserk de Miura, Monster de Urasawa, Deseo de Elfriede Jelinek -entre muchas otras- todos los dedos se quedan señalando el oprobio a esa magnífica criatura buena, dulce y tierna que es el hombre, esa mascota preferida de un Dios lleno de amor, esa máquina perfecta y todas esas apologías tan plagadas de melosidad que son más nauseabundas que lo que reprueban.

El mal es humano, demasiado humano. Esconderlo como la tierrita bajo la alfombra no sirve. Es una conducta que también es muy humana.

Los murales de Orozco siguen pertubando. Los grabados de Goya. Los personajes de Víctor Hugo (Claude Frollo me parece el mejor construido, sus pasiones en Lasciate ogni speranza son de lo más logrado que he leído). Los mefistófeles y Djinns no existen. Pero las mentes que los crean sí.

(...) "La especie humana tiene los mismos genes desde que apareció en la tierra. La historia chorrea sangre desde Caín: ¿somos el mal? ¿O el mal está fuera y nosotros somos su instrumento, su herramienta? Un personaje delirante de Sade creía que el universo entero, de los astros a los hombres, estaba compuesto de "moléculas malévolas". Absurdo: ni las estrellas ni los átomos, ni las plantas ni los animales, conocen el mal. El universo es inocente, incluso cuando sepulta un continente o incendia una galaxia. El mal es humano, exclusivamente humano. Pero no todo es maldad en el hombre. El nido del mal está en su conciencia, en su libertad. En ella está también el remedio, la respuesta contra el mal. Ésta es la única lección que yo puedo inducir de este largo y sinuoso itinerario: luchar contra el mal es luchar contra nosotros mismos. Y ése es el sentido de la historia".
Octavio Paz, Itinerario.

Y para los que desprecian los "monitos" y prefieren las altas y profundas letras:



2 comentarios:

malbicho dijo...

tremendo (digo... la forma de decirlo, cuánto genio)

y es tan cierto, jamás lo hubiera logrado decir así, pero siempre he intuido lo mismo, el dios y el diablo nos habitan dentro

Aurore Dupin dijo...

Pues genio no es...Djinn no es...Demonio tampoco es.

Es pura catarsis, pero dice Anton Ego que agradece el mensaje y el masaje a su apellido.